Sarah O’Holla es una bibliotecaria neoyorquina autora del blog My Husband’s Stupid Record Collection, que documenta el proceso de escuchar y comentar, uno por uno y en orden alfabético, todos los discos de vinilo de su marido Alex. El blog de Sarah se ha hecho popular con rapidez gracias a un enfoque fresco, desprejuiciado y sincero. Aunque también ha sido criticado por reproducir un estereotipo de género frecuente en la pareja heterosexual: él es el melómano especialista, la voz de autoridad, y ella la “buena salvaje” que ha de ser educada. A continuación traducimos parte de un post en el que describía su reacción al escuchar la recopilación The Blasting Concept (1983) del famoso sello de punk norteamericano SST. La portada es un ejemplo de normalización de la cultura de la violación en el imaginario visual.
<<Si no conecto con esta música, es en parte por la portada del disco. Alex me ha dicho que el autor es el artista Raymond Pettibon, autor también de la mayoría de las portadas del sello SST y hermano de un miembro de Black Flag que también dirige SST.
Yo ya conocía a Raymond Pettibon. Vi una exposición suya en el Museo Whitney en 2005, cuando yo trabajaba allí, y tengo su libro Turn To The Title Page. Pero esta portada es muy dura. Sale una mujer desnuda, violada y estrangulada por un hombre, y al fondo se ve una explosión nuclear a través de una ventana abierta. Me gustaría pensar que lo que quiere transmitir es el horror de la violencia contra las mujeres y la guerra, y la destrucción que son capaces de causar los seres humanos. Pero si pretende ser irónica, la verdad es que no me queda muy claro. Me parece simplemente cruel.
Así que decidí llamar a mi amiga Kara Kvaran, profesora universitaria de Estudios de Género y fan de toda la vida del punk, para saber qué le parecía esta portada. Hizo la tesis sobre el género en el punk y pertenece a la subcultura punk. Cuando le expliqué que la imagen me impactaba, pero no en el buen sentido, me respondió lo siguiente: «Si lo que quieres hacer con tu arte es causar impacto o satirizar, no dibujes algo que es la realidad de muchas mujeres. Porque las violaciones a mujeres son tan frecuentes y se toman tan poco en serio que en mi opinión mostrar una imagen como esa no es satírico. Equivale a decir que eso es lo que les corresponde a las mujeres. Esa imagen dice: ‘No nos tomamos en serio la violación’. Y de esa manera, no resulta escandalosa o satírica, sino que responde exactamente a lo que se espera de ella.”
En la Universidad de Akron, donde da clases Kara, alguien escribió hace poco en el tablón de anuncios de una residencia de estudiantes: “No es violación si gritas ‘¡Sorpresa!’”. Una alumna que se sintió molesta decidió hacer una foto y publicarla en la página de Facebook de la residencia. La reacción no fue buscar a la persona que lo había escrito ni abrir un diálogo sobre cómo se sienten las mujeres frente a cosas como ésa, sino que le dijeron a la chica que quitase la foto porque daba mala imagen a la página de la residencia. Kara me dijo que nuestra conversación sobre esta portada le recordaba a aquel incidente. “Es la definición misma de la cultura de la violación. Cuando vives en esta cultura, mostrar una imagen de una violación femenina no es satírico ni escandaloso. Es algo manido, habitual, y forma parte del problema.”
He de reconocer que me resulta difícil obviar la portada y escuchar la música objetivamente. Esta recopilación no incluye ni a una sola mujer, y aunque el punk es una reacción en contra de cierta cultura mainstream, el mensaje de esta portada hace que resulte tan mainstream y excluyente como una fraternidad universitaria. ¿Qué tiene de diferente lo que hacen estos tíos? Este disco me dice que yo soy esa mujer a la que violan, con las tetas al aire y una cadena alrededor del cuello, y que esta música no es para mí. Se supone que la sátira da voz a las personas que carecen de poder, pero esta imagen las ignora y aliena aún más.
¡Al final, en esta escucha he acabado centrándome en la portada! Y es que aunque estoy a favor de las obras de arte que te afectan, y vaya si ésta lo ha hecho, soy incapaz de ignorarla. Básicamente, me quita las ganas de volver a escuchar el disco.>>
Esta entrada se ha redactado en colaboración con el blog Los cinco se sobreexcitan.