My Bloody Valentine, las mamás indies y Twitter

En pleno debate sobre si las reuniones de grupos nos idiotizan o nos rejuvenecen (o a quién queremos engañar con el intento), Joan Vich nos enviaba hace un par de días este artículo que plantea cosas interesantes sobre lo que supone ser una viejuna indie.

Algunos fragmentos del artículo:

«Un conocido retuiteó a un amigo común. No puedo citar sus palabras exactas, porque me ha bloqueado, pero era algo como:  ‘En todo el país, ahora mismo, los papás indies (indiedads) les están contando a sus hijos que no, que siempre fue así, que entonces las voces tampoco se oían’.

(…) Mentiría si dijera que no me lo pensé dos veces antes de contestar ese tweet, porque siempre hay un momento en el que parpadeas. Es muy mal negocio. ¿Se lo van a tomar como lo que es, una leve protesta y una corrección, o provocará una discusión? Pensé: no, no pasará nada. (…) Conozco bastante bien al que puso el tweet original, he estado con él en el pub, conozco a su esposa indie, he ido a conciertos indies con uno y otra.

Y respondí: ‘Papás indies (indiedads). Porque no había mujeres que escucharan a MBV. Y eso que en realidad hay 2 mujeres en el grupo’. Ligero, informal e irónico. Una referencia al hecho de que hubo un tiempo en que Bilinda era conocida en Londres por ser la típica Mamá Indie y en sus primeros conciertos llegó a tocar con su propio bebé indie colgándole de la pierna.

El tweet de respuesta que esperaba: algo como ‘Jaja, tienes razón, me encontré a la esposaindie en un concierto de los Pastels y piensa que el nuevo disco es (BUENÍSIMO / horrible / un regreso formal / no suficientemente C86 / lo que sea)’.La respuesta que tuve: ‘Es sólo mi experiencia personal, vuélvete a la cueva, te bloqueo’.

Dios, es la opción B, ya se me ha estropeado la tarde.

(…) ¿Y esto qué más dá? Pues sí que da porque, en primer lugar, en vez de escuchar el mayor acontecimiento del indie pop en 22 años, ahora estoy llorando delante de la pantalla, dándole vueltas a una reacción personal superhostil para la que no estaba preparada. Y porque, obviamente, la cosa no es que un tío indie haya sido desagradable conmigo en Internet. Son años y años de encontrarse con insultos, con intimidación, con que me digan que estoy ‘loca’ o soy inoportuna o desagradable o simplemente estoy como una cabra por decir una y otra vez: ‘El mundo no es como tú lo representas. También hay mujeres’.

(…) ‘Los papás indies (indiedads) de todo el país están…’ es una generalización que extrae conclusiones de género sobre quién escucha música, sobre cómo se transmite el  conocimiento musical a tus hijos e hijas, etc. ‘Qué va, no es verdad, sólo describe una situación’, diréis. Pero lo que se omite en la descripción es tan importante como lo que se deja ver. A lo mejor no te das cuenta hasta que eres tú la que constantemente y cotidianamente quedas excluida de esa descripción. Que tú, como hombre (o como persona blanca, o heterosexual, o lo que sea) llegues a una conclusión a partir de tu situación personal y la generalices a todo el mundo, sin darte cuenta ni siquiera de a quién has dejado fuera, es un problema.

(…) Hay otra pieza fundamental en este rompecabezas. Uno de los efectos más graves de asignarle un género a las cosas es que la gente –por lo general las mujeres– queda expulsada de ese espacio. (…) Se me ocurre comprar una entrada para un concierto de Nu-Gaze ​​con toda la descendencia musical de My Bloody Valentine, y noto que no va a tocar ni una sola mujer. Y no compro la entrada, y el público del concierto se vuelve todavía más masculino, reforzando la idea de que el Nu-Gaze ​​es ahora algo de código masculino. Ésta es la mayor diferencia entre el indierock en 1991 y indierock en 2013, no comprar el nuevo disco de My Bloody Valentine  sin salir de la cama. Es que en 1991 la mayor banda de indierock estaba compuesta por un 50% de mujeres. La mitad del público eran mujeres. Y a nadie le parecía raro.

(…) Yo misma me he dado cuenta de que en conciertos de grupos con un público de más edad hay muchos hombres que mujeres y las mujeres parece que se vayan quedando fuera. ‘En 1997 mi mujer iba a todos los conciertos indies conmigo’, me han dicho lamentándose amigos varones. ‘¡A las mujeres ya no les interesa la música!’. Vaya, ¿tu mujer ya no puede estar al día con un hobby caro y que requiere mucho tiempo? ¿En serio? A lo mejor tendrías que reconsiderar tus decisiones respecto al cuidado de tus hijos/as y la división familiar del trabajo, en lugar de reconsiderar lo que les gusta y no les gusta a las mujeres. Pero esa conversación es mucho más incómoda, ¿no? Mucho más fácil acusarme de ser la que salió de una cueva.

De esta forma las mujeres desaparecen de la conversación, no sólo una vez, sino dos veces. La primera vez, cuando la música de la gente mayor (sic) se convierte en terreno exclusivo de los ‘padres’ (dads) y llegan todos esos conciertos 100% masculinos, y listas de final del año 100% masculinas y la tienda de discos de la que misteriosamente han desaparecido todas las mujeres. Ésa es una eliminación por omisión.

Y después, una segunda vez, y ésta es más difícil de abordar. Ese momento en el que yo, como mujer, tengo que elegir entre ‘trágatelo o estropéate la tarde’. Ese momento en que le dices a una mujer que está loca y la expulsas de la conversación en lugar de responderle, como si fuera un ser humano de verdad con un argumento válido que puede estar tan basado en su propia experiencia como tu propio comentario. Ésa es una eliminación intencionada y para mí es peor.»

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Gracias a Karen por dejarnos traducir fragmentos de su texto. Aquí está todo el artículo en inglés.

¿Qué pensáis las viejunas y los viejunos del lugar?

4 comentarios en “My Bloody Valentine, las mamás indies y Twitter

  1. Esto me hace pensar un poco en su similitud con los movimientos sociales, a medida que sube la edad hay menos mujeres pero muy pocas veces se para a analizar las causas: hay personas a las que cuidar, horarios laborales, compatibilidad con labores domesticas, etc en cambio si es extendida la idea de que a las mujeres no les interesa la politica, por ejemplo. Es curioso también como a medida que se han ido asumiendo nuevas paternidades mas responsables y comprometidas, se han ido creando espacios para niñ@s en los festivales, organizando conciertos para peques, etc, madres y padres a quienes les guste la musica siempre ha habido pero no se habían visto tantos como en este momento.

  2. Es curioso, en mi caso, escucho heavy metal, pasa justo lo contrario. Cuando yo empecé, hace más de 25 años, había pocas chicas que fueran regularmente a conciertos, y admitiesen que les gustase el heavy en genera. Sin embargo, cada vez hay más. Sigue siendo un genero predominantemente masculino, pero cada vez menos. Veo muchas chicas en los conciertos y festivales y tamibén familias que acuden juntas. Y no puedes imaginarte cuanto me alegra.

  3. Todo pesa, todo lo que nos rodea nos ha echo miedosas de sentir y realizarnos, y creo que a través de este medio tenemos la oportunidad de descubrirlos (a ellos) y ponerlos en su lugar, me explico, no tenemos tanto tiempo y dinero para comprar, disfrutar de conciertos u otros ocios , pero sí podemos hartarnos de escribir , de opinar , de ilusionarnos de comentarnos y quedar con gente que tenga nuestras mismas inquietudes, podemos compartir con gente desconocida lo que nos gusta.
    My Bloody Valentine para mí , opinión personal, como todo lo que escribo, es personal y mío,es uno de los grupos que más me han gustado y me gustan y me alucinan, no entiendo sus letras pero la música que hacen, me vuelve loca, porque también hay que desarrollar esta faceta de locura, que yo personalmente me encargo de alimentar cada vez que quiero.

    Los porcentajes son nuestras percepciones, estoy segura que le dariamos la vuelta en cuanto compartamos más intereses y hablemos más, y destapemos nuestros sentimientos.

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